Hoy
estaba paseando, bien iba a por el pan, suelo ir caminando, despacio, sin
prisa,
haciendo
de un acto rutinario un placer mundano. Simplemente andar en grado de paseo.
Bien, pues encontrándome en este estado de
gracia,
por la acera
de enfrente y en dirección contraria se acercaba una joven muchacha,
de unos
23-24 años; ella andaba también, pero no paseaba. Su andar era corto, enérgico,
casi
violento; además era como inseguro, con paradas bruscas y arranques indecisos.
Estaba,
en teoría, hablando por un teléfono móvil.
La
distancia que nos separaba no era grande, no se quizás 40 metros, pero oía su
voz como si la tuviera al lado mismo.
He
dicho antes: en teoría hablando. Pero no es cierto, gritaba. Gritaba y
suplicaba, su voz se entrecortaba por el llanto, como desesperada.
La
distancia que nos separaba, cada vez era mas corta. Ahora ya podía distinguir
sus rasgos faciales. Joven, hermosa, morena, de media altura, bien vestida pero
desenfadada. Lloraba. Lloraba, hablaba, gritaba, caminaba, se paraba,
gesticulaba e imploraba.
Ya estábamos
a la misma altura, separados eso si por la calle de unos seis metros de ancho.
Cada uno por su acera, como en mundos separados.
Pero
ella, o las circunstancias, me hicieron participe de su mundo, de su alma.
Por
Dios!!!, imploraba, no me hagas esto, yo te quiero. NO!!!,NO!!! espera, espera,
NO!!!!, por favor.............gritos de rabia,crujidos de amargura, lagrimas
desparramadas, respiración dificultosa,….. NO!!,…….POR FAVOR!!.
Intentaba
caminar, pero en cada suplica un espasmo la frenaba. Ella sufría, y yo sentía
su dolor.
La
distancia entre los dos, tras revasarnos, se ha ido incrementando, poco a poco,
no me he dado la vuelta y he seguido andando, ya no la podía ver, y su dolor se
me hacia mas y mas distante.
Quizás
tras de mi, otro ser humano a seguido el drama y ha tomado mi relevo.
Quizás
al igual que yo, el ha sentido su dolor.
Quizás
ha interpretado de otra manera la situación.
No se
si la muchacha hablaba con su novio, con su padre o su madre, con su herman o
su abuelo, no se....yo me he imaginado que una relación sentimental, se rompía
unidireccionalmente.
La próxima
vez jodido ser del otro lado del teléfono, mándale un SMS o un WhatsApp, con
ello no atenuaras el dolor de tu interlocutor, pero nos ahorraras a unos cuantos
un mal trago en lo que tenía que ser un dulce paseo y una barra de pan.
Reflexión:
¿El
dolor de los demás, sabido sin pedirlo, nos llega a molestar tanto como que la
gente vocifere por un móvil en un espacio público?.
¿Te he pedido yo que me hagas participe de tus
problemas?.
¿
Porqué sentí tu dolor?.
Y al
hijo/a de puta del otro lado del teléfono: No te conozco, no sé quién eres,
pero te odio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario